Romani ite domum

Hola Guerrer@s!!

Como ya os avanzamos el pasado martes, este sábado tendrá lugar en Garray, de la mano de ACC Tierraquemada, la representación de uno de los episodios más importantes del sitio de Numancia: Roma envía a Escipión contra Numancia.

Podemos imaginarnos cómo estarían nuestros numantinos ante la llegada de este enorme estratega romano, y después de dos décadas de sitio….

La jornada comienza a la una de la tarde con un desfile de tropas Romanas y Celtibéricas por las calles de Garray, seguido del espectáculo didáctico â€?Numancia y Roma” en la zona verde junto al río Tera. La representación popular se recreará a las 20.30 h en el Graderío de Numancia, bajo el título de “Roma envía a Escipión contra Numancia”. Y para finalizar la jornada, a las once de la noche, se realizará un concierto a cargo del grupo “MENAYA FOLKâ€? en el frontón de dicha localidad.

Las invitaciones para la representación ya se empezaron a recoger el pasado jueves por los vecinos empadronados en Garray y los socios de esta asociación, hasta el pasado domingo 27. El resto de personas pueden recogerlas desde ayer mismo hasta mañana, viernes 1 de agosto, o hasta agotar las invitaciones (máximo 2 invitaciones por persona), en el Aula Arqueológica de Garray, en horario de 10 a 14 y de 16 a 20 horas.

Corred a por vuestra invitación si no la tenéis aún, pues el aforo es limitado!!!

www.numanguerrix.com

Hola Guerrer@s!!

Volvemos a retomar la historia de Numancia con uno de sus siete hitos más representativos, con motivo de la recreación que realizará ACC TIERRAQUEMADA este próximo sábado en Garray. Hablamos de Roma enviando a Escipión contra Numancia, lo que a la larga supondría el fin de la resistencia celtíbera y caída de la ciudad.

Roma enviará, en el año 134 a. C., a su mejor soldado, Publio Cornelio Escipión Emiliano, apodado entonces el Africano Menor y nieto adoptivo del vencedor de Cartago, Publio Cornelio Escipión el Africano. El prestigio de tal general incitó a multitud de romanos a alistarse a sus órdenes, pero no lo consintió el Senado, pues Roma andaba empeñada en otras guerras.

Escipión marchó a la Península con 4.000 voluntarios, tropas mercenarias de otras ciudades y de otros reyes, escribe Apiano, que voluntariamente se le ofrecieron por conveniencia propia. Además, con personas escogidas y fieles formó la llamada “cohorte de los amigos”. Pidió dinero, pero se lo negó el Senado, y según Plutarco, contestó Escipión que “le bastaba el suyo y el de sus amigos”. Tal fue el esfuerzo personal con que aquel experimentado soldado se aprestó a la empresa.

Escipión comenzó, al llegar a la península, por someter al ejército allí desplegado a un durísimo entrenamiento. Dice Apiano que desterró a todos los mercaderes, rameras, adivinos y agoreros, a quienes los soldados consternados en tantos infortunios daban demasiado crédito; expulsó a los criados, vendió carros, equipajes y acémilas, conservando las puramente necesarias; prohibió ir en bestia en las marchas. Poco después llegaba a su campamento el rey númida Yugurta con 15.000 hombres. Cuando tuvo moralizado a su ejército, sumiso y hecho al trabajo y a la fatiga, trasladó su campo cerca de Numancia, cuidando de no dividir sus fuerzas, como hicieron otros, ni de batirse sin antes explorar.

En octubre del 134 a. C., Escipión tomó posiciones enfrente de Numancia a la que no dio opción de pelear. Cauto y sagaz, Escipión concibió el plan de guerra de reducir, cercar y sitiar a los numantinos, hasta que faltos de fuerza se rindieran. Comenzó un cerco estricto, construyendo primero fosos, empalizadas y terraplenes para proteger a sus soldados, además de levantar un muro de 9 km, de ocho pies de ancho y diez de alto, con torres que rodeaban la ciudad y que estaba vigilado por siete campamentos. Las torres contaban con catapultas, ballestas y otras máquinas; aprovisionó las almenas de piedras y dardos, y en el muro se instalaron arqueros y honderos.

En total contaba con más de 60.000 soldados, entre los que figuraban gentes del país, más los arqueros y honderos correspondientes a doce elefantes (que actuaban como torres móviles) que trajo Yugurta, contra apenas 2.500 numantinos sitiados.

Según Apiano, sólo Retógenes el Caraunio, con algunos compañeros y algo de caballería, pudo burlar este cerco para pedir ayuda a las ciudades vecinas, de las que únicamente Lutia se mostró dispuesta a socorrer a la ciudad, lo que acarreó una terrible venganza de Escipión sobre los lutiakos. Tras quince meses de asedio la ciudad cayó, vencida por el hambre, en el verano del 133 a. C. Sus habitantes prefirieron el suicidio a entregarse. Incendiaron la ciudad para que no cayera en manos de los romanos. Los pocos supervivientes fueron vendidos como esclavos.

Escipión regresó a Roma y allí celebró su triunfo desfilando por las calles con cincuenta de los numantinos capturados. Para entonces, Numancia ya se había convertido en leyenda.


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