Hola Guerrer@s!!
El pasado fin de semana se estrenó, por fin, en España, la sexta película de González Iñárritu, The Revenant!! Nominada a 12 Oscars, no podemos esperar a ver al bueno de Leo ganándose el Premio de la Academia frente a una osa grizzli muy fucker…
Y es que DiCaprio es muy grande. Sólo para esta película aprendió a usar un rifle tipo mosquete, hacer fuego, hablar las lenguas nativas pawnee y arikara, y antiguas técnicas de curación. Además, para darle el realismo que su personaje requería, el actor devoró un hígado crudo de bisonte, a pesar de que desde hace años es vegetariano.
La película es una maravilla, tanto interpretativa como visual, así que de verdad no os la podéis perder. Pero el caso es que esa famosa escena con la osa nos ha llevado a preguntarnos si algo así podría ocurrirnos aquí en España.
En primer lugar, en España no hay grizzlies, los osos más grandes del mundo con pesos de hasta 680 kg y hasta 2,4 metros de alto posados a dos patas, pues se encuentran en Norteamérica.
Aquí tenemos al precioso Oso Pardo. Concretamente, en Soria, probablemente desde mediados del siglo XIX no se los han vuelto a ver, si bien hay escritos medievales, como el “Libro de la Montería de Alfonso XI” (siglo XIV) que hablan de su abundancia. Yacimientos arqueológicos en el Moncayo atestiguan la presencia de un número elevadísimo de carnívoros cuaternarios como el oso pardo junto al leopardo cavernario.
No hay una descripción concreta de un oso pardo tipo porque puede variar en tamaño y sobre todo en color. En cuanto al peso, los machos pueden estar entre los 115 y 200 kilos, mientras que las hembras no suelen superar los 100. Aunque son carnívoros, su alimentación principal se basa en plantas y algunos insectos, con carroña de animales esporádicamente.
Según la Fundación Oso Pardo, una ONG conservacionista que nació allá por el año 1992, actualmente en España habitan más de 250 osos repartiéndose de la siguiente forma: 200 en la Asturias occidental, 30 en el norte de León, Palencia y sur de Cantabria, 2 en el Pirineo oscense y 25 en el catalán.
Aunque el oso pardo ibérico no es una especie en extinción, sus ejemplares en España no son tan abundantes como antes. Es un animal de grandes dimensiones, pero a pesar de eso es muy difícil de ver, por eso el seguimiento de huellas se ha convertido en una actividad muy demandada sobre todo en los lugares donde se sabe que habita. Actualmente, uno de los problemas a los que se tienen que enfrentar estas colonias de animales son los relacionados con la pérdida de espacio forestal. Los incendios, la tala o la construcción de carreteras, pistas de esquí o embalses reducen considerablemente su espacio.
Los osos cantábricos, y en general los osos europeos, no son agresivos. Después de muchos siglos de convivencia con las actividades humanas, los osos han aprendido a evitar contactos con las personas y, con su excelente sentido del olfato y del oído, detectan generalmente con bastante antelación el posible acercamiento de una persona y se alejan discretamente del lugar, sin que en la mayor parte de los casos la persona llegue a darse cuenta.
A pesar de la estrecha convivencia entre osos y personas en la Cordillera Cantábrica, solamente se han registrado cinco casos de ataques en los últimos veinticinco años y ninguno de ellos con consecuencias fatales. En estos pocos casos, el factor desencadenante ha sido la presencia muy próxima de los humanos, que motivó la respuesta defensiva del oso consistente en un ataque breve y rápido para hacer frente al peligro y una huida inmediata. Hay que tener en cuenta que un oso puede ser peligroso si está herido, si se trata de una hembra con cachorros, si ha sido hostigado por perros o si ha sido sorprendido en su osera o comiendo una carroña.
No dudéis en visitar la Fundación Oso Pardo y conocer más sobre esta maravillosa especie que habita en nuestras tierras desde tiempos inmemoriales en www.fundacionosopardo.org